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viernes, 24 de abril de 2009

VIOLENCIA COTIDIANA

Violencia cotidiana es una forma de la vida que muchas mujeres sufren incluso sin darse cuenta, y es que en ocasiones piensan que es lo normal; pero no es así.


VIOLENCIA COTIDIANA


Cuando hay violencia cotidiana, es difícil para una persona darse cuenta de ciertas situaciones que la dañan simplemente no deberían de existir:

"Yo no sabía que vivía violencia. Aunque desde el principio hubo situaciones de violencia, yo no lo percibía porque no tenía pareja de referencia, no tuve novios, no tuve con quien comparar pues yo pensaba que como pareja era buena. Pero yo tenía muy pocas libertades, yo tenía el papel de única para él, yo no podía tener amistades, no podía salir, no podía gastar mi dinero en lo que yo quisiera y todo esto se agudizaba porque empezamos a discutir mucho".

Testimonio de Alma.


Para muchas mujeres la violencia cotidiana ejercida por la pareja comienza desde que empiezan a vivir con él. Y para muchas, cierto grado de maltrato por parte de la pareja es normal: lo han padecido sus madres y sus tías; lo padecen sus amigas y hermanas. Al principio, no es motivo para cuestionar la relación, sobretodo cuando muchas salieron muy jóvenes de sus casas buscando independencia. El verse a sí mismas como dependientes de la pareja -no necesariamente en términos económicos, sino más bien en términos de jerarquía de poder dentro de la casa- hace que muchas veces den por hecho que esta desigualdad se exprese de manera violenta.

"Me daba una cachetada de vez en cuando, ya sabe usted, lo normal", comenta una mujer. O sea, nada extraordinario. Tanto para la mujer como para el hombre, la violencia cotidiana es vista como una expresión o reafirmación normal de la distribución de poder dentro del hogar.

Cuando hablamos de violencia cotidiana en una relación de pareja, muchas veces se minimiza o se justifica cierta conducta. Se da por hecho que cierto nivel de violencia es "normal", y si hay alguna queja por ciertos comportamientos entonces se tacha de exagerada.

Frases como "me cela porque me quiere" o "todas las parejas tienen problemas" justifican conductas como los gritos o los insultos. Pero el hecho es que una mala palabra dirigida hacia la pareja que hiera y haga sentir mal, ya es un acto de violencia y es suficiente para cuestionar una relación.

Sufrir violencia cotidiana NO es normal.

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