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sábado, 2 de mayo de 2009

CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA EN LAS MUJERES MALTRATADAS

Las consecuencias de la violencia en las mujeres maltratadas pueden ser realmente terribles: aislamiento social, baja autoestima, etc.


CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA EN LAS MUJERES MALTRATADAS



Muchas veces las consecuencias de la violencia en las mujeres maltratadas son subestimadas, y a veces se confunde una consecuencia con una causa. Por ejemplo, mucha gente cree que sólo las mujeres con baja autoestima y que no quieren son víctimas de violencia, cuando en realidad es la misma violencia quien las dejó en esa condición.

"Cada vez que me pedía disculpas y perdón yo decía que él lo hacía sin querer, que no tenía el deseo de hacerlo, sino que a veces me culpaba yo de todo. Llegó al grado en que yo me sentí menos, decía que yo tenía la culpa y así. Me echaba la culpa a mi, entonces yo decía que sí tenía la culpa porque me volví también muy agresiva, muy insegura de mi persona yo decía bueno a lo mejor yo lo provoco, dentro de mí".

Testimonio de Rosa

Las mujeres que sufren agresión por parte de sus esposos o compañeros con frecuencia empiezan a presentar ciertas características emocionales:

-Se culpan a sí mismas por lo que está pasando
-Guardan silencio sobre el maltrato
-Justifican cualquier golpe dando peso a los motivos de su agresor y apelando al vínculo afectivo que les queda por él (escuchamos frecuentemente frases como: "es que aún lo amo").

Muchas veces se piensa que sólo las mujeres dependientes y con baja autoestima son víctimas de violencia; pero lo cierto es que cualquier mujer es susceptible de caer en esta situación. Cientos de mujeres agredidas eran seguras y autosuficientes antes de vivir esa situación de agresión, lo que demuestra que los ataques constantes provocan inseguridad en la víctima.

Entre las consecuencias de la constante agresión encontramos:

Culpa y vergüenza. La mujer se culpa y se avergüenza debido a las ideas y creencias con las cuales fue educada. Por ejemplo: "Debo mantener a mi familia unida", "no quiero fracasar en mi matrimonio", etc. Y por lo regular guarda silencio.

Por otro lado, el agresor la culpa de su ira como parte de su estrategia de abuso y control. Por ejemplo: "Si tan sólo hicieras lo que te pido", "si no me contradijeras frente a los niños no me enojaría", "es sólo que con tus cosas me sacas de quicio", "te gusta hacerme enojar". Además, a las mujeres maltratadas se las culpabiliza de querer seguir con el agresor: "Si no se va es por que no quiere" y/o merece el abuso: "Señora, téngale su ropa planchada, trátelo bien".

Impotencia. Este sentimiento surge cuando la mujer ha intentado parar la violencia de muchas formas maneras: ha insistido en la comunicación, ha intentado complacer a su agresor en todo lo que ha podido, prediciendo lo que puede llegar a molestarle. Pero la violencia sigue.

En muchas ocasiones ha buscado ayuda externa, con familiares o autoridades y no encuentra la compresión ni el apoyo como ella quisiera. Pareciera que nada funciona, llenándola esta situación de una gran impotencia y resignación.

Se siente amenazada, con miedo. En muchos casos la mujer teme por su vida debido a las constantes amenzas y agresiones verbales, físicas o sexuales. Por otro lado, la exposición a la violencia constante en su espacio íntimo, ignorar el por qué y el cuándo de la siguiente golpiza es causa inevitable de miedo y/o terror, tensión y estrés.

Aislamiento y control. Una de las caraterísticas de la agresión es intentar alejar a la mujer de todo contacto con el exterior, distanciándola de familiares y amistades, descalificándolos, celándola, peleando con ella cada vez que sale. Él controla su dinero, ella deja de trabajar. Por lo regular la mujer se siente tan mal consigo misma y la situación, que tampoco tiene ganas de que la vean o de salir, por lo que va aceptando el aislamiento impuesto.

Minimización, falta de poder. El maltratador intenta convencer a la mujer de que carece de cualidades y todo lo hace mal, a la vez que él se presenta como especialmente perfecto. Por ello, la víctima nunca consigue su aprobación. No la valora en nada, ella se siente incompetente en todo lo que hace ya que ha sido descalificada sistemáticamente.

Se olvida de sí misma, sumisión. La mujer se olvida de sus propias necesidades para satisfacer las de su agresor. Él se convierte en el centro de su vida. Se vuelve sumisa, pasiva, dócil.

Confusión. El mundo "seguro" que conocía junto a su pareja íntima, comienza a ser desconocido. Ella ya no reconoce esa realidad ni a esa persona que creyó conocer, quien ahora le es totalmente ajena e impredecible. El agresor presenta momentos de arrepentimiento que contribuirán a la desorientación de la víctima.

Dependencia. La incapacidad de la víctima para poner en práctica los recursos que conoce, tanto propios como externos (hablar, negociar, suplicar, conceder, pedir ayuda, denunciar, etc.), para disminuir el riesgo de ser maltratada, la impulsa a adaptarse, sujetándose paradójicamente a la única persona que ella ve se mueve bien el mundo (porque él se lo ha hecho creer así), su pareja violenta.

Depresión. Una mujer constanmente lastimada, sin perspectivas, y que ha acabado por creer que su vida no tiene alternativas, caerá en un estado depresivo que la paralizará aún más para tomar decisiones y/o acciones que la ayuden a salir de su situación actual.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

WTF!

Anónimo dijo...

que mal que maltraten a sus esposas

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