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martes, 4 de junio de 2013

AMINA AGAMI

Amina Agami huyó de su esposo tras años de violencia en el ámbito del hogar, a pesar de los enormes riesgos económicos y sociales que suponía esa decisión. Lleva 10 años trabajando para ONG que promueven y protegen los derechos de las personas que corren mayor peligro, como las personas que trabajan en la industria del sexo y las afectadas por el VIH/Sida, como muchas de ellas residentes en asentamientos precarios.


AMINA AGAMI


Oriunda de Beni Suef, al sur de El Cairo y licenciada en humanidades, Amina Agami dejó de trabajar al tener hijos pero su hogar se convirtió en un lugar de terror.

"Fui víctima de violencia familiar a manos de mi esposo. Sufrí mucho, pero al final conseguí separarme de él. Eso fue hace 11 años.

Mi familia se escandalizó cuando dejé a mi esposo. En aquel momento, uno de mis hijos tenía tres años y el otro uno".

A base de errores aprendió que "lo más importante para una mujer es el empoderamiento económico". Y añadió: "Sin eso no pueden escapar de relaciones o situaciones abusivas. Están atrapadas. Ése fue mi principal obstáculo para dejar a mi esposo".

Amina Agami, que ahora tiene 42 años, convirtió su trauma personal en la fuerza motriz necesaria para ayudar a otras mujeres que habían sufrido violencia o corrían peligro de sufrirla. Trabajó durante ocho años para la Fundación Al Shehab para el Desarrollo Integral, dedicándose a la violencia contra las mujeres y a cuestiones relacionadas con trabajadoras de la industria del sexo.

En ocasiones ha estado en peligro a causa de su trabajo. En enero de 2010 fue detenida mientras entrevistaba a trabajadoras del sexo; la trasladaron a la comisaría de la zona antigua de El Cairo la sometieron a un registro corporal sin ropa y pasó la noche en una celda.

Lleva un año colaborando con Maan, una ONG que se centra en la salud, la infancia, el desarrollo y la prevención del VIH/sida.

Al preguntarle por la nueva constitución, Amina Agami afirmó que "[...] no se preocupa por las mujeres, como si no existieran". Según dijo, potencialmente la Constitución podría establecer el matrimonio infantil.

"La Constitución no ofrece a las mujeres ninguna posibilidad de acceder al Parlamento, el Ministerio de Justicia o cualquier otro puesto similar".

En cuanto a las últimas protestas, añadió: "Se ha quebrantado la revolución. Mataron a jóvenes de entre 18 y 25 años. Esos jóvenes son el futuro del país. Si los matas, el país no tiene futuro, es así de simple".

¿Es optimista sobre el futuro?


"Creo que la situación actual en Egipto es especialmente complicada. Antes de la revolución, el gobierno simplemente negaba que las mujeres tuvieran ciertos derechos. Ahora tenemos el problema de que determinados sectores religiosos dicen que iremos al infierno por pedir [que se respeten] nuestros derechos".

Fuente: "Luchando por la Justicia y los derechos humanos. Activistas egipcias cuentan su lucha". Amnistía Internacional, marzo 2013, pp. 20-21 

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